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DIOS NOS LLAMA A UNA VIDA PLENA


UN MAL QUE NOS AQUEJA:

En lo personal, me resulta “fantástico” poder escuchar la palabra de Dios, cada día que me permito por medio de la gracia de Dios, escucharla ya sea a través de un sermón, o bien dar lectura a la palabra (La Biblia), esto hace que mi espíritu se alimente, el ánimo crece en mí, independientemente de las circunstancia en la que me encuentre o bien este pasando.

El ser humano, ha venido a través de los tiempos, pasando por circunstancias que muchas veces parecieran no tener explicación alguna, el sufrimiento al parecer es lo que esta predominado en la vida de muchos seres humanos, donde muchos no encuentran salida a un mal tan grande, que agobia a las familias día a día, “¡es acaso que el ser humano está condenado a sufrir y que no tiene oportunidad alguna, para lograr sobrevivir a un mal tan grande, que está cubriendo al mundo!”.

Que está provocando que el mundo se encuentre agitado, que en los hogares exista una falta de esperanza, que las personas tomen decisiones herrones en sus vidas personales ya sea en el amor, en sus relaciones personales, así como en sus finanzas, ¡es acaso este un mal que no tiene cura al cual no se le puede poner un alto!, ¿qué puede hacer la humanidad?

Uno de los grandes males que ha provocado que el mundo se encuentre agitado y convulsionando, arrastrando de esta manera a millones de familias, en los que se encuentran; jóvenes, adultos, ancianos, no importando edad, sexo, color, es la falta de Dios en las vidas de las personas, la poca importancia que se ha dado a la vida espiritual es lo que ha provocado que el mundo sufra constantemente, el mal es tan grande que

hemos tratado de darles soluciones pequeñas, un gran mal requiere de una gran solución.

Hoy en día, por donde quiera que caminamos, podremos escuchar, a familias enteras que están sufriendo por la falta de trabajos, hambre, calzado, abrigo, enfermedades, separaciones en los hogares, muertes, entre otras y muchas cosas.

Para comprender que tan profundo es lo que estamos hablando o a lo que nos estamos refiriendo, basta con poder comprender que esto trata de un conflicto que agobia a la humanidad de hace miles de millones de años atrás, de una guerra espiritual, que inicio en los cielos y fue expulsada por Dios y continuando en la tierra, hoy la lucha no es contra carne sino contra espíritu.

El mal que nos aqueja a todos, radica en el pecado, en la falta de aceptación que tenemos hacia Cristo y del no arrepentimiento de nuestros pecados.


LA CAIDA DE LA HUMANIDAD:

Si bien el hombre había sido creado de manera especial, con propósitos claros, por la gracia de Dios, para una vida plena y llena de bendiciones, en la que contemplaba cubrir la tierra, con familias sanas y fructífera, con la responsabilidad de gobernar el mundo y su creación, ver (Génesis 3:1;24).


El mismo hombre, por medio de la desobediencia estaba provocando la ruptura más grande entre Dios y su creación, desde el momento en que comió del fruto del árbol de la Ciencia del Conocimiento del bien y el mal.
La caída tuvo como consecuencia que el pecado entrara a la creación de Dios, el mundo fue sometido a todo el mal que hoy nos aqueja, un yugo había sido puesto a toda la humanidad, es decir que toda la raza humana estaba condenada.

Los planes de Dios, se miraban con un obstáculo, que el mismo hombre había provocado por la desobediencia.
Dios había credo a la raza humana no solo para que gobernara su creación, su misión estaba destinada a ser una humanidad que adorara a Dios.

Como consecuencia del pecado, Dios, tuvo que sacar al hombre y a la mujer del Jardín del Edén, fue algo triste (Génesis 3:22;24), El sufrimiento de Dios, fue muy profundo, Adán y Eva, tenían una relación directa con Dios, eran sus hijos, una creación perfecta ante los ojos del Dios Altísimo.

Al momento que Adán y Eva, comieron del fruto la desobediencia, violentaba lo mandatado por las normas de Dios, la palabra de Dios, era norma, la voz de Dios, era ley aunque no existiera un escrito en piedra, o bien en hoja, la sola presencia de Dios, corresponde a norma y a ley, los principios de Adán y Eva, se basaban en las normas y leyes de Dios, toda desobediencia a la misma, correspondía a la transgresión, siendo la transgresión pecado y por tanto la paga del pecado es la muerte.

Podemos imaginarnos el dolor profundo de Dios, al ver que sus hijos, habían transgredido las normas divinas, ya que todo lo de Dios es divino y espiritual, no siendo leyes de hombre sino de Dios.
El hombre se había sentenciado a muerte y por tanto había sido destituido de la gloria de Dios, ya que la gloria del altísimo permanecía con el hombre, en todo en cuanto hacía, bajo la gracia divina.

Desde ese instante, el sufrimiento entro a las puertas de cada ser vivo, el corazón del hombre se corrompió, el pecado había entrado al hombre y a todo ser viviente, produciendo los sentimiento y las acciones más terribles, el apóstol pablo en el libro a los Gálatas se refiere a todo esto, como las obras de la carne, manifestándose por medio del adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, explosiones de ira, contiendas, divisiones, sectarismo, envidias, homicidios, borracheras, orgias y cosas semejantes. Ver (Gálatas 5:19:21).

El pecado aún sigue siendo el mal que aqueja al ser humano y cada día provoca su caída, con el simple hecho de rechazar la gracia de Dios.


UNA VENTANA SE ABRE A LA HUMANIDAD:

El arrepentimiento de los pecados, es algo que Dios nos pide, como la medida de sanidad al mal que una vez, le dimos entrada a nuestras vidas y es por medio del arrepentimiento de nuestros pecados y la aceptación de Cristo Jesús, el apóstol pedro en hechos 2:38, nos dice arrepentíos, y sed bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.

El libro de Juan 1:29, expresa: Al día siguiente. Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: “¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!, hoy la venida de Cristo estaba permitiendo a la humanidad una salvación del alma por medio del arrepentimiento.

Cristo el cordero de Dios, estaba cargando con nuestros pecados, hoy toda la humanidad tiene la oportunidad de ser salva, por medio de Cristo Jesús.

En aquel tiempo, cuando Jesucristo predicaba sobre el arrepentimiento de los pecados, un ilustre príncipe de los Judíos, llamado Nicodemo le pregunto: “Rabí, sabemos que tú eres un maestro venido de Dios, porque nadie podría realizar estas señales que tú haces, si Dios no estuviera con él”.

Los mismos Judíos, habían comprendido que Cristo Jesús, había sido enviado por Dios, ya que las señales que hacia (Milagros), no eran de hombres, y nunca habían sido realizados ni hechos jamás, es decir eran cosas asombrosas, permitiendo a los ciegos ver, a los cojos, caminar, a los enfermos por espíritus, sanarlos expulsando a estos, a los muertos resucitándolos, los milagros fueron asombrosos, hoy el mundo tenia al hijo del Dios viviente, el reino de Dios se había acercado a los hombres, la puerta de la salvación se habían abiertos, la gracia de Dios se había establecido acercándose al ser humano por medio de Cristo nuestro salvador.

Con esto las puertas del Cielo quedaron abiertas a la humanidad, Dios con esta acción misericordiosa le permitió al mundo, alcanzar su salvación.

San Juan 1:14. Y el Verbo se hizo carne, y habito entre nosotros, lleno de gracia y de verdad. Y vimos su gloria, gloria que, como hijo único, recibió del Padre.

En el libro de hechos el apóstol pablo, le expresa al carcelero en Filipo, en relación a la pregunta que el carcelero le realiza, “Señores ¿qué debo de hacer para ser salvo?”, ellos le respondieron “cree en el señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa”.


UNA CREACIÓN ESPECIAL POR DIOS:

El ser humano ha sido creado a la imagen de Dios y conforme su semejanza. Ver (Génesis 12:26:27), esto nos indica que hemos sido creado de manera especial y con gran propósito.

Dios busca la obediencia, hacia su palabra, en el libro de éxodo 19:5; 6 nos dice “Ahora pues, si en verdad escucháis mi vos y guardáis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes y gente santa. Esto di a los Israelitas.

Dios ha creado al ser humano con un plan divino y es con el fin de poder glorificarlo, somos una creación a la cual se la han querido arrebatar y por medio de la entrega de nuestro señor Jesucristo.

Cristo mismo ha cargado con cada culpa de nosotros, con cada pecado, con cada acusación, es por ello que por medio de nuestros arrepentimiento, la aceptación a Cristo Jesús, por medio del bautismo, nuestros pecados son perdonados.


DIOS HOY NOS LLAMA A UNA VIDA PLENA:

Dios nos hace un llamado a vivir una vida llena de plenitud y gracia, al momento de haber aceptado a Cristo Jesús, estamos consiente del amor redentor, de nuestra culpabilidad de los pecados en nuestra vida, y que antes vivíamos según la carne y hoy lo hacemos por medio de la fe en cristo Jesús.


La aceptación de Cristo, por medio de la fe, permite que su gracia nos lleve a las aguas del bautismos donde quedan sepultados nuestros pecados, este gran acto de amor y misericordia de Dios, que nos ofrece por medio de su sangre, hace que el ser humano traspase su propia culpa y que el cuerpo humano debería de pagar con su alma, sea transferida a Cristo, ya que hemos sido comprado por su sangre.

Cristo Jesús, hermano mío, nos ha comprado, con su preciosa sangre, si así como lo escucha y lo lee, hoy nuevamente pertenecemos a Cristo, no porque Uds., lo pidiera o lo solicitara, no mi hermano, la gracia de Dios, siempre ha estado con nosotros desde el principio de los tiempos, nunca nos abandonó siempre estuvo disponible, para nosotros, aunque habíamos sido expulsado del Jardín del Edén, Dios siempre ha tenido un plan, hoy uds, podrá glorificar a Dios, con todo su amor, donde podrás decirle Justo son tus juicio mi Dios y grande tu misericordia.

Hoy Dios, te hace un llamado, para que tomes la decisión de vivir una vida espiritual y no por la carne, como el apóstol pablo dijo a los Romanos, ¿no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?  (Ver Romanos 6:3).

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