UNA
CREACIÓN PERFECTA:
El mundo es una de
las muchas creaciones maravillosas que Dios ha desarrollado y donde la
humanidad es parte de la misma, los cielos las estrellas, el mar, las aves del
cielo, los animales terrestres, animales acuáticos, las plantas, y arboles
entre otras, basta con solo ir al campo o bien a la playa y ver lo que Dios ha
creado, somos participes de su creación y testigos de la misma, la vida misma
es un don de Dios, otorgado a todos los seres vivos.
El aliento de vida
otorgado por nuestro Dios, nos ha permitido poder vivir, andar y desarrollarnos
sobre esta creación tan maravillosa como es la tierra y poder ver todo en su
esplendor, al momento de llegar la tarde si sales a un espacio donde tu vista
no pueda ser interrumpida y miras hacia el cielo, podrás contemplar, lo hermoso
de las estrellas, como un espacio tan grande que se observa a lo lejos y se
extiende sobre el millares de luces pequeñas, que dado a la distancia no
podemos distinguir que estas mismas son planetas y mundos, una constelación de
hermosura y belleza, con colores diferentes y vida propia otorgada por el
Altísimo.
El libreo de
Génesis en el capítulo uno del versículo uno al veinticinco, Dios nos habla de
cómo creo su creación y como era en el principio, su palabra nos muestra que al
momento de terminar su creación la contemplo y vio que era bueno en gran
manera. (Ver Génesis 1:31).
Es maravillo poder
ver que somos parte de una creación asombrosa y maravillosa, con un enfoque
universal, creación que es regida por las normas y estatutos de Dios, la
presencia del altísimo en su gloria misma, cubriendo a su creación al cuido
especial de sus hijos.
Imaginemos parte de
su creación, en (Génesis 2: 8;9), nos explica, que Dios había plantado un
jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre que había formado, Dios el
señor había hecho nacer de la tierra toda clase de árbol hermoso y bueno para
comer. También el árbol de la vida en medio del jardín, y el árbol del
conocimiento del bien y del mal.
Dios había
preparado un jardín, donde el ser humano pudiera vivir en plenitud, al cuido de
su creador, donde tuviera a su alcance todo tipo de alimento, compartiendo la
vida entre el hombre y el resto de la creación, el jardín del Edén, le permitía
florecer al hombre, este jardín con toda especie de árboles, plantas, aves,
animales terrestres un ambiente descriptible de hermosura, donde las plantas de
los pies del hombre, podrían sentir lo suave de la tierra, respirando un aire
cálido y fresco, total mente sano, y árboles de tamaños indescriptibles
cubriendo a su creación, con la sombra de sus ramas y hojas.
Es asombroso poder
ver, que donde Dios había creado al Edén, era un lugar fructífero, un lugar
donde existían riquezas, la creación había sido plantada de manera especial, en
(Génesis 2:10:14)
Se describe que del
Edén, salía un rio que regaba el jardín y de allí se dividía en cuatro ramales.
Siendo el nombre
del primero Pisón, que rodea toda la tierra de Havilá, donde hay oro, se
describe que el oro de esa tierra es bueno, existiendo también bedelio y ónice.
El nombre del
segundo rio es Gihón, que rodea toda la tierra de Cus, el nombre del tercer rio
es Tigris, que corre al corriente de Asiria. Y el Cuarto rio es el Éufrates.
El hombre había
sido puesto en el Edén, para que lo cultivara y lo guardar, (Génesis 2:15), la
misión del hombre era de hacer crecer el Edén en toda la tierra, expandiendo la
creación misma, así como Dios había creado la tierra y todas las cosas, el
hombre estaba desempeñando el mismo papal, conforme la imagen y semejanza de
Dios, ya que nos había puesto como Administradores de la creación misma, en
Génesis 1: 28, Dios otorga un mandato al hombre, “Fructificad y multiplicaos.
Llenad la tierra y gobernadla. Dominad los peces del mar, las aves del cielo. Y
todas las vestías que se muevan sobre la tierra.
UN CUIDO ESPECIAL
Nuestra existencia
tiene un fundamento tan especial, que desde nuestra creación hemos tenido un
cuido paterno, como un niño que es cuidado por su padre y madre y se le es
contemplado en todo, recordemos que desde el Edén, el señor caminaba en medio
del jardín, donde nos observaba y cuidaba, estando atento a cada paso que
diésemos, en Génesis 3:8, se expresa “Entonces oyeron a Dios, el Señor, que se
paseaba por el jardín a la brisa del atardecer. Y el hombre y su esposa se
escondieron de su presencia entre los arboles del jardín.
Esto nos muestra
que Dios, cuida de su creación, con amor y esmero una dedicación tan profunda
que solo la gracia de Dios nos puede permitir comprenderla, el Aposto Juan nos
dice el que viene de arriba, está por encima de todo, y ¿quién es el que viene
de arriba?, al momento de que el hombre, quebranto las leyes de Dios, y
transgredió la Ley, cayó en pecado y este fue expulsado del Edén. (Ver Génesis
3:22; 24).
La gracia de Dios,
había sido retirada de los hombres, es por ello que desde adán, hasta moisés la
muerte gobernó, Dios no iba a permitir que su creación se perdiera en medio del
pecado, si bien la transgresión la había cometido el hombre, cayendo lo más
bajo y convirtiéndose el pecado en el acusador de la humanidad por medio de los
Angeles caídos, expulsados desde los cielos.
UN
PACTO DE AMOR Y ESPERANZA
Dios estableció con
Abraham un pacto que permitiría a la humanidad poder ser rescatada por medio de
la fe, creyendo solamente en Dios, arrepintiéndose de sus pecados y guardando
sus estatutos, (Ver Génesis 15:1; 8. Génesis: 17:1; 27), este pacto permitía
que todo aquel que creyera en Dios, seria salvo, en este contexto se habla de
la circuncisión.
Este pacto se establecía
por medio de la gracia de Dios, una gracia que perdona y borra todo pecado, una
vez que Dios por medio de moisés mostro sus leyes en el monte Sinaí, se estaba
confirmado el pacto con la humanidad, Éxodo 19:5, nos dice “Ahora pues, si en
verdad escuchas mi voz y guardáis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro
entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra.
Dios estaba
estableciendo un nuevo pacto de continuidad, si bien el pacto lo estaba
recibiendo todo el pueblo de Israel un pueblo hebreo, este pacto se establecía
para todos, cubriendo la redención, y redimir desde Adán hasta nuestros tiempos
y los venideros.
Este pacto
establecía la obediencia de los Estatutos de Dios, por medio de la fe (Éxodo
20:1:17), si bien el pueblo de Israel aún seguía siendo esclavo mentalmente y
espiritualmente, Dios quería que la obediencia de las normas se estableciera
como una acto de amor.
En ese momento se otorgaron
otras leyes que fueron consideradas como leyes de Moisés, sin embargo si bien
eran leyes de aspecto civil, los Diez Mandamiento, se convertían en una norma
otorgada por Dios, de manera permanente, Cristo Jesús, nos comunicó que él era
la palabra y el que creyera en el que lo envió, de esta manera se tendría la
vida eterna y no serían condenado, si no que paso de muerte a Vida. (Juan
5:24), es decir que el que no acepta a Cristo y su palabra ya está condenado.
(Juan 14:15), nos
dice “Si me amáis, guardareis mis mandamientos”, la ley de Dios se establece
como una norma, para la vida del ser humano, nuestro señor Cristo Jesús, en
aquel momento, hablando de la mayordomía infiel a los fariseos, quienes tenían
por alto, simplemente sus riquezas, Jesús les dijo, vosotros sois los que os
justificáis a vosotros mismos ante los hombres. Pero Dios conoce vuestros
corazones. Lo que los hombres tienen por sublime. Para Dios es abominación.
(Lucas 16:15).
VIGENCIA
DE LA LEY Y CUMPLIMIENTO:
En Mateo 5:17; 20.
Nuestro señor Jesús, nos comunica “No penséis que he venido para abolir la ley
o los profetas. No he venido a invalidar, sino a cumplir.
Os aseguro que
mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra, ni un punto de la ley
perecerá, sin que todo se cumpla.
Jesús estaba confirmado
aquella ley que se había dado a los hebreos en el monte Sinaí, hoy la
confirmación del cumplimiento de la misma, se realizaba a la humanidad.
En Juan 14:21 nos
dice, “el que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama. Y el
que me ama, será amado por mi padre; y yo lo amare y me manifestare en él”.
FUNCIÓN DE LA LEY
En Romano 7:7; 10,
el Apóstol pablo, habla de la importancia y de la función de la Ley, expresando
que pues diremos. ¿Es la ley pecado?, ¡de ninguna manera!, al contrario, yo no
hubiera conocido el pecado sino por medio de la ley. Porque tampoco hubiera
conocido la concupiscencia, si la ley no dijera “No codiciaras.”
Pero el pecado,
tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí todo deseo codicioso, porque
sin la Ley; el pecado está muerto.
Así, en otro
tiempo, yo vivía sin la ley, pero cuando vino el mandamiento, el pecado revivió
y yo morí.Y halle que el
mismo mandamiento destinado a dar vida, me trajo muerte.
En Timoteo 1:9:10,
nos dice, Sabemos que la ley no es puesta para condenar al justo, si no a los
injustos y desobedientes, a los impíos y pecadores, a los irreverentes y
profanos, a los parricidas, matricidas y homicidas.
A los fornicarios,
a los sodomitas a los traficantes de hombres, a los mentirosos y a los perjuros
y a todos los que se oponen a la sana doctrina.
La ley es santa, y
el mandamiento santo, justo y bueno. (Romanos 7:12).
LA
SALVACIÓN POR FE
La promesa del
pacto de Dios, se había cumplido, desde el tiempo de Abraham, iniciando con la
Circuncisión y la Justicia por fe, otorgándose años después en el monte Sinaí
las leyes y el pacto de Dios, por medio de los Diez Mandamiento, hoy Jesús,
estas mismas leyes le estaba dando vigencia.
Dios nos había
permitido, tener su gracia delante de nuestra presencia, al momento del
otorgamiento de los Diez Mandamiento en el Monte Sinaí, se había establecido el
pacto de obediencia de un pueblo elegido de manera especial, para ser un pueblo
de sacerdote y esto pudieran ser un ejemplo entre todas las naciones, pero dado
a la desobediencia hacia Dios, este pueblo (Israel), había dejado de seguir las
normas del altísimo y se había dedicado a la idolatría, al olvido de las
creencias espirituales, su corazón y su mente ya no estaban con Dios.
Cristo Jesús, había
llegado como el mesías del mundo y estos no lo reconocieron no fue aceptado,
sus ojos se segaron y sus oídos se cerraron.
La venida del hijo
de Dios, establecía la continuidad de las creencias por fe y no de las
observancias y el cumplimiento de las normas de Dios, como un compromiso
acompañado de obras sin fe.
El Apóstol pablo,
en la carta a los Romanos, nos dice, ¡Miserable de mí!, ¿quién me libera de
este cuerpo de muerte?. (Romanos 7:24).
¡Gracias doy a
Dios, por nuestro Señor Jesucristo! Así, dejado a mí mismo, con la mente sirvo
a la ley de Dios, pero con la carne a la Ley del pecado. (Romanos 7:25),
(Gálatas 5:1; 18).
La Salvación se ha
establecido por medio de la observación y aceptación a Cristo Jesús, así como
de sus normas por amor, la aceptación de Cristo y arrepentimiento de nuestros
pecados se hace por fe.
En Hebreo 10:35; 39,
nos dice “No perdáis, pues vuestra confianza, que tiene grande recompensa.
Porque la
perseverancia es necesaria, para que, hecho la voluntad de Dios, obtengáis la
promesa. Porque dentro de
muy poco, el que ha de venir vendrá y no tardara.
Pero nosotros no
somos de los que retroceden para rendición, si no de los que creen y alcanzan
la salvación.
La venida de
Cristo, está cerca hoy tenemos un llamado que atender, la salvación está a las
puertas, Juan 11:24; 27, Jesús respondió “Yo soy la resurrección y la vida. El
que cree en mí, aunque muera vivirá.
Todo el que vive y
cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?, Ella contesto: “Si, Señor yo
he creído que tú eres el Cristo, el hijo de Dios, que ha venido al mundo.
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